Vie. Jun 20th, 2025

Por: Periodista Karla Amador

Entre lágrimas la joven de 32 años relata su historia al equipo de Las Voces del Migrante, todo inicio con una plática por teléfono que tuvo Kimberly Sánchez con una amiga que radica en los Estados Unidos, quien la animó a aventurarse a esa larga travesía. “Fue duro tomar esa decisión, pero por la situación en la que vivo en el país no me quedo de otra que irme, ya que aquí no tengo trabajo y tengo que mantener a mis 3 hijos, solo vivo con mi madre que es la que me ayuda”, exclamó con tristeza la catracha.

No obstante, la amiga de Kimberly le dijo que se decidiera que ella le iba a ayudar una vez que estuviese en la frontera de México-EE. UU, pero no fue así, ella la llamó y su amiga le dijo que se aguantara una semana más, que le iba a enviar dinero.

Paso esa semana y nada, “Yo no tenia ni que comer, porque ahí no es como la gente de aquí que tan siquiera una tortilla con sal te regala y un poco de agua, no tuve de otra, llame a mi mamá para que me enviara dinero, mientras me volvía a comunicar con mi amiga”.

Pues su amiga no le volvió a contestar y no le quedo de otra que entregarse a las autoridades migratorias de México para que la deportaran a Honduras, llegando a la frontera de Corinto, es allí donde le ayudaron a regresar a Tegucigalpa.

Dura realidad “De aquí nos fuimos varias personas adultas y niños para la frontera de Agua Caliente, aquí sin ninguna novedad, pasamos varios tramos caminando, Guatemala es peligroso, y hay que estar pagando sobornos como mínimo de 30 a 40 quetzales”, indicó.

Además, “Nos dijeron que por Tecún Umán no nos fuéramos poque se robaban los niños y mataban a los adultos, entonces nos fuimos por el rio Suchiate la frontera de Guatemala-México pasando en balsas donde íbamos entre 16 a 20 personas.

En las rutas migratorias no hay nada seguro, como puede ser verdad puede ser mentira, la desinformación que manejan estos grupos es grande, que, en busca de mejores oportunidades de vida, afrontan a diario varios peligros.

Asimismo, Kimberly nos sigue narrando lo que vivió en México “Es súper peligroso, hay carteles de drogas, secuestradores de migrantes y gente muy mala”.

“Si no te pones pilas, te la van a poner con el dinero, sin contar lo que pasa en los albergues, que prácticamente no se duermen por estar pendiente de lo poco que llevas, hay madres que ni colchas llevan para los niños, ahí se aguanta de todo”, finalizo.


                                                     
                     

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